“Permitido el ingreso de humanos solo bajo el consentimiento de su perro”, dice un cartel en la puerta de entrada, tras la cual no hay nada que se vea -ni huela- como una confitería tradicional. Esta no es una panadería en la que se pueda sentir el aroma a una medialuna recién horneada. Tampoco hay olor a balanceado, a pelo embarrado ni a pipeta para pulgas. Un largo mostrador ofrece un nuevo universo de panificados que invita a los clientes de cuatro patas a entrar rápidamente, con la cola yendo de un lado a otro y, entre ladridos, esperar el momento en que los premien con un bocadito. Los que pasan el local no pueden evitar dejarse atraer por el olor de las delicias exclusivamente diseñadas para ellos: a tirones de correa conducen a sus dueños a “Chumbis”, la primera panadería saludable dedicada exclusivamente a animales que, además, es “human friendly”.